Comunicarnos mejor es clave para relacionarnos con las
personas que nos rodean y para nuestro propio desarrollo personal.
Continuamente estamos enviando mensajes a nuestro entorno, bien con nuestra
actitud corporal, a través de gestos o mediante las emociones, y todo nuestro
cuerpo participa de nuestros actos comunicativos.
Si nos fijamos bien podemos observar como las personas que
tenemos alrededor nos expresan distintas emociones a través de sus posturas
durante la conversación, por ejemplo, si observamos que nuestro compañero
conversa con nosotros de
frente, nos demuestra su interés, o si le vemos
caminar erguido es sinónimo de seguridad y confianza en sí mismo, en cambio sí
va caminando con la mirada hacia abajo puede darnos a entender su desinterés
por la conversación o no creer lo que está De ahí la importancia de cuidar, no
solo lo que decimos, sino que debemos estar atentos a todo el canal donde
intercambiamos información tanto de conocimientos, como la parte emocional.OBSTACULOS EN LA COMUNICACIÓN
En muchas ocasiones podemos encontrarnos determinados actos
inadecuados que hacen que nuestra comunicación no sea la correcta y que debemos
en la medida de lo posible intentar corregir y modificar. Algunos pueden ser:
· Interrumpir:
no esperamos que la otra persona termine de hablar. Por ejemplo, en una
conversación alguien nos está relatando una situación y, sin esperar que
termine de hablar, lo interrumpimos, lo que puede demostrar desinterés.
· Sermonear:
juzgamos al otro sin escuchar su opinión. A veces no esperamos que la persona
termine de exponer su punto de vista, simplemente nos adelantamos y
enjuiciamos, no le preguntamos por qué ha reaccionado de esa manera, como se
sintió, etc., inmediatamente lo etiquetamos.
· Mirar a otro
lado cuando te hablan: no tenemos contacto visual con la persona que nos está
hablando. Mientras conversamos, a veces podemos mirar a cualquier parte, menos
a los ojos de la persona con la que estamos hablando. Ello puede ser por
timidez, porque no estamos diciendo la verdad o no nos interesa la
conversación. De todas formas, produce incomodidad en nuestro interlocutor.
Moverse constantemente: no nos ponemos en una posición de
escuchar, es decir, no prestamos atención de manera relajada. El cuerpo es un
elemento importante, por ello, si conversamos con alguien y no dejamos de
movernos de un lado para otro, haremos que el dialogo no sea fluido.
· Monopolizar
la conversación: no otorgamos la oportunidad para que la otra persona hable.
Existe el dicho de “no se calla ni debajo del agua” o “no lo calla nadie”, son
personas que no le otorgan el espacio para que otro pueda hablar, muchas veces
incomoda este tipo de situaciones.
· No tomar en
cuenta los sentimientos de los otros: no reconocemos cuando la otra persona
esta triste, alegre, Enojada, etc. Alguien puede relatarnos una situación muy
triste o muy alegre y nosotros no darnos cuenta de ello.
· Cambiar de
tema: no estamos enfocados en un tema a un tiempo. Muchas veces un tema se está
agotando, no ofrece ningún interés y es preferible cambiarlo. Sin embargo, hay
personas que pasan de un tema a otro, sin concluir la conversación o, en otros
casos, se interrumpe abruptamente, demostrando con ello la falta de interés en
la conversación.
· Guardar los
sentimientos: no expresamos lo que sentimos a las demás personas. En ocasiones,
no expresamos con sinceridad nuestros sentimientos, por timidez, o porque no
queremos que los demás se den cuenta de lo que nos pasa para no molestarlos. Si
estoy cansada, si tengo pena o estoy muy alegre, es importante compartirlo.
Muchas veces un problema se puede solucionar conversándolo.
· Miedo a
hablar en público: por timidez no nos atrevemos a hablar delante de otras
personas. En
una reunión con desconocidos, tratamos de pasar inadvertidos,
aunque el tema de conversación sea muy interesante. Por vergüenza o temor no
exponemos nuestro punto de vista o evitamos hacer alguna pregunta.
· Temor de no
tener cosas interesantes que decir: ciertas veces nos da vergüenza preguntar
cuando no entendemos el tema de conversación. En ocasiones, el tema de
conversación nos es desconocido y no nos atrevemos a preguntar, porque así
ponemos en evidencia nuestra “ignorancia”.
· Tener
perjuicios: enjuiciamos a las personas sin saber lo que piensan o sienten. A
veces, descalificamos a otro sólo porque nos puede parecer “pesado”, sin darnos
el tiempo de conocerlo. También se pueden presentar prejuicios raciales o de
clase social.
Estrategias que facilitan la comunicación:
· Estar
dispuesto a escuchar: Es requisito previo que estemos dispuestos a prestar
atención. No basta con decir “te estoy escuchando” sino poner cara de escucha y
postura de escucha.
· Ser
respetuoso: Si respetamos a los otros, somos capaces de escuchar y de
comprenderle.
· Comprender al
otro: Esforzándonos en captar sus sentimientos y comprender los distintos
mensajes.
· Desarrollar
la empatia: Ser capaces de ponernos en el lugar del otro.
· Mantener la
mirada con el que habla: de forma natural, sin intimidar.
· Indicar que
se escucha diciendo si: Afirmar con la cabeza refuerza al emisor del mensaje la
certeza de que está siendo escuchado.
· No expresar
inicialmente el acuerdo o desacuerdo: Debemos dejar hablar para después dar
nuestra opinión desde nuestro punto de vista, de forma calmada.
· No
menospreciar al que habla: No debemos descalificar a nadie por su forma de
comunicarse.
· Ser autentico:
Es importante mostrarse transparente en la forma de comunicar las emociones y
sentimientos, de este modo seremos creíbles y valoraran más nuestra
comunicación.
· Dejar de
hacer otras cosas: Es conveniente no estar escribiendo, o realizando otras
tareas a la vez que mantenemos una conversación, para que podamos mantener el
contacto visual.
· Exponer cada
cual sus puntos de vista: Respetando los turnos de palabra y no querer imponer
nuestra opinión.
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